Es raro cuando la comodidad la encontramos al lado de la
persona menos esperada. Según Google la comodidad es definida como “Cualquier sensación agradable o desagradable
que sienta el ser humano, le impide concentrarse en lo que tiene que hacer”. Para entender mejor lo que
siento, imaginen que van a una tienda donde venden muebles; luego de caminar
tanto y sentarse en tantos sillones sin que les agrade ninguno, por fin
encuentran uno que tiene todo lo que buscaron en los demás sillones pero nunca
encontraron. Se sientan, y sienten como su cuerpo se siente tan bien recostado
en ese hermoso sillón que simplemente dicen “Ya
lo encontré”, cuando ya están listos
para decir que ese es el que quieren llevar, llega el vendedor y les dice que
ese sillón que tanto habían buscado ya está vendido. Probablemente la persona
que lo compro lo vaya a exhibir en su grandiosa sala, llena de lujos y de otro
monton de cosas valiosas que ya no recuerda donde compro, quizás, ese sillón se
convierta en una de esas tantas cosas que después de un tiempo ya dejan de ser
importantes y pasan a ser una de las cosas que se ven a diario.
El destino de ese sillón habría sido diferente si lo
hubiesen comprado, tal vez, en vez de ser “una de las tantas cosas” seria el
objeto más valioso que puedan tener.
¿Cómo se sentirían si ese sillón fuera la persona que
buscaron y que encontraron, pero demasiado tarde? Bueno yo les puedo decir que se sintió eso...